UN INFORME CLIMÁTICO ATERRADOR DESDE LA ONU... PERO NADA QUE LOS AMBIENTALISTAS NO NOS HAYAN VENIDO ADVIRTIENDO YA HACE AÑOS


Si seguimos nuestro curso actual, en el cual un pequeño grupo de
países está realizando un esfuerzo por lo menos tibio para implementar medidas
diseñadas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como parte
de un plan global para salvar a nuestras futuras generaciones de un apocalipsis
ambiental, la temperatura global tendrá, sin embargo, un aumento de al menos 3°C
para finales de siglo, el doble del techo apenas aceptable. Si, por el
contrario, otros países deciden seguir el ejemplo del presidente de los Estados
Unidos, Donald Trump, y se retiran de todos los acuerdos ambientales
internacionales, simplemente negando e ignorando las advertencias de los
científicos, podríamos ver un aumento de 4 a 5°C en las temperaturas globales para
finales de siglo. Aunque tal vez decir que “podríamos ver” tal aumento resulte
un pensamiento demasiado optimista y, por lo tanto, meramente ilusorio.
La conclusión más importante y más grave del nuevo informe
intergubernamental de las Naciones Unidas es que sólo tenemos un máximo de 12
años para reducir implacablemente en un 45 por ciento las emisiones globales de
gases de efecto invernadero desde su nivel actual si queremos tener alguna
esperanza de mantener la tendencia de calentamiento dentro de los 1,5 °C a
finales de siglo XXI, sobre los niveles preindustriales. Y otra cosa que el
informe exhaustivo de 700 páginas deja en claro es que incluso los aumentos
fraccionarios más minúsculos de la temperatura son importantes. Habrá una
enorme diferencia en los fenómenos meteorológicos, incluso con el aumento de
medio grado hasta 1,5 °C, al igual que ha habido una enorme diferencia como
resultado del aumento de un grado hasta ahora. Un aumento de medio grado
adicional a 2°C sería, según el informe, ciertamente desastroso.
Dos grados para el fin de siglo —pero con la promesa de tratar de
cumplir con el objetivo más difícil de 1,5 °C— fue la meta establecida en el
Acuerdo Climático de París de 2015, pacto que Donald Trump, como presidente de
uno de los peores infractores en términos de emisiones de gases de efecto
invernadero, rechazó de cuajo al convertirse en presidente. El lenguaje claro
del informe lo dice todo. No hay otra manera de ver lo que se avecina: permitir
que las temperaturas sigan aumentando a su ritmo actual tendrá un costo enorme
no sólo para los sistemas naturales sino también para las vidas humanas y para la
economía global. El informe demuestra que la única verdad, sin importar quién
argumenta lo contrario, es que solamente la acción inmediata, incluida la
reducción drástica y urgente del consumo de carbón mineral y petróleo, puede
mantener el calentamiento global bajo control, y así, ayudar a garantizar la
integridad de la cadena de suministro de alimentos, y ayudar a evitar que un
número creciente de hogares y comunidades tengan que enfrentar su destrucción
por causas climáticas.
No existe duda alguna de que los que niegan la realidad del calentamiento
global y del cambio climático tienen sus cabezas enterradas en la arena. Y como
tal, cuando están en posiciones de poder, no importa cuán limitadas sean,
representan una amenaza para la salud pública y para el futuro inmediato y a
largo plazo de nuestro medio ambiente, el medio que sustenta toda vida sobre la
tierra, inclusive la nuestra y la de nuestras generaciones futuras.
La gente común y corriente tiende a evitar hablar del cambio climático
porque es un tema tan abrumador y desalentador. Se preguntan: “¿Qué puedo hacer
yo al respecto?” Pero en las democracias occidentales, al menos por ahora,
todavía tenemos la posibilidad de hacer del cambio climático prioridad
política número uno. Si la gente no hace esto con su activismo y sus votos, los
gobiernos y los poderes corporativos seguramente continuarán priorizando la
codicia por sobre la conveniencia global, hasta que los efectos catastróficos
del calentamiento global ya no puedan ser ignorados... y para entonces, será
demasiado tarde.


Actualmente estamos liberando más de 50 giga toneladas de gases de
efecto invernadero a la atmósfera cada año. El informe de la ONU cita como
alentador el desarrollo de nuevas industrias, como la creación de plantas
especiales de captura directa de aire, cuyo propósito es absorber aire de la
atmósfera, eliminar el dióxido de carbono y devolver el aire purificado al
medio ambiente. Pero en este momento, dicha tecnología está sólo en su etapa
más incipiente y necesitaríamos muchísimas de tales plantas para eliminar del
aire las mil giga toneladas de CO2 que actualmente están atrapando
el calor y elevando constantemente las temperaturas globales.
Otro método es aumentar enormemente la reforestación, ya que los
árboles son los pulmones naturales de la tierra. Absorben dióxido de carbono
durante la noche y liberan oxígeno durante el día. Pero tampoco es probable que
esto suceda a la velocidad que se necesitaría para reducir sustancialmente los
gases de efecto invernadero, considerando el crecimiento exponencial de la
población mundial, que casi se ha triplicado desde que yo naciera. Los bosques
vitales se arrasan, se cortan y se queman a diario para dar lugar a poblaciones
y agricultura cada vez mayores. Y desafortunadamente, es probable que esta tendencia
se revierta, nuevamente, demasiado tarde, cuando un gran número de seres
humanos comience a perecer como consecuencia de los efectos del cambio
climático: hambruna, incendios, inundaciones, radiación solar, súper tormentas,
epidemias relacionadas con el medio ambiente, guerras resultantes de la falta
de recursos básicos, tierras y alimentos, etc.
Hablando en términos estrictamente económicos, el cambio climático
costará a la economía mundial aproximadamente 54 billones de dólares para el
año 2100, si el aumento general de la temperatura es de 1,5°C en relación con
los niveles preindustriales. Esa cifra se elevará a casi 70 billones si el
aumento de temperatura alcanza los 2°C. En cualquier caso, el costo económico empalidece
en comparación con el costo humano.
Toda persona sobre la tierra debe dejar de resistirse a la ciencia y
dejar de justificar las causas del cambio climático. Este último informe de la
ONU, creado por más de 130 escritores científicos y basado en decenas de miles
de páginas de investigación experta, debe ser tomado por el mundo en general
como una llamada de atención. Y cualquier persona que no sea suicida o que se
preocupe por qué tipo de mundo estamos dejando a nuestra descendencia debe
prestar mucha atención a su advertencia.
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