Cualquier indicio de algo parecido a la paz en Siria tras el “cese de hostilidades” anunciado en términos grandilocuentes por los hombres a cargo de las relaciones exteriores de Estados Unidos y de Rusia la semana pasada fue, en verdad, de corta duración. Sin duda, en sus pronunciamientos públicos respecto de un acuerdo alcanzado más entre agentes externos de la guerra siria que entre sus beligerantes directos, el secretario de estado norteamericano John Kerry hizo todo lo posible para disuadir a todo el mundo de la noción de que lo que iba a ser ejecutado sería “un alto el fuego”. Dijo que las partes involucradas se sienten más cómodas con el término menos específico de “cese de hostilidades”. Aún ese término, sin embargo, resultó definitivamente equívoco. Se hizo rápidamente evidente que la farsa que pasara por tregua en la guerra en Siria era, en realidad, un nuevo caso de intervención contraproductiva por parte de las superpotencias en un conflicto que ha pasado de un justificado
El autor Roberto Vivo escribe sobre las guerras pasadas y presentes, sobre los grandes pacifistas de la historia y el camino hacia la paz global. Su filosofía resumida: En un mundo donde 9 de cada 10 víctimas en conflictos bélicos son civiles, la guerra no es una alternativa política válida. En realidad es el crimen supremo contra la humanidad. Si las nuevas generaciones tienen un futuro, la clave para alcanzarlo estará en la paz mundial. La guerra sólo conduce al exterminio.