Hitler, populista antes que tirano Desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, la gente en el mundo occidental ha estado preguntándose retóricamente cómo una nación de la educación y de la excelencia cultural de Alemania podría haber creído y apoyado a un líder tan siniestro, intolerante, xenófobo y megalómano como Adolfo Hitler. Tal vez no exista una única respuesta clara a esta pregunta. Pero parte de la respuesta es que un líder tan autocrático y súper nacionalista, cuya rebuscada visión divisiva del mundo llevó al conflicto global más trágico de la historia de la raza humana, fue producto de la época en la cual surgió. De hecho, fue la visión de un consumado oportunista, quien supo claramente cómo capitalizar la sensación generalizada de descontento, aislación, humillación y desesperación creada en su país a partir de fines de la Primera Guerra Mundial, con el propósito de construir un movimiento potente y altamente militarizado “para hacer Alemania grandiosa de nuevo.”
El autor Roberto Vivo escribe sobre las guerras pasadas y presentes, sobre los grandes pacifistas de la historia y el camino hacia la paz global. Su filosofía resumida: En un mundo donde 9 de cada 10 víctimas en conflictos bélicos son civiles, la guerra no es una alternativa política válida. En realidad es el crimen supremo contra la humanidad. Si las nuevas generaciones tienen un futuro, la clave para alcanzarlo estará en la paz mundial. La guerra sólo conduce al exterminio.