Hace aproximadamente una década, me pregunté seriamente ¿por qué, si todas las principales religiones predicaban la paz y si casi todas las naciones más poderosas profesaban adherirse a uno de los principales cultos religiosos, el mundo ha vivido en un estado de guerra casi constante desde el amanecer de la sociedad organizada? En el transcurso de mi búsqueda de respuestas a este acertijo, he llegado a ciertas conclusiones sobre la paz y la guerra que, con el fin de año ya a la vista, querría compartir con ustedes. 1. La guerra es más fácil de promover que la paz. Los gobiernos, y de hecho las principales religiones, tienen una larga y horrorosa historia de apoyo a la guerra por encima de la paz. Todavía hoy, el mundo padece el flagelo no sólo de guerras políticas sino también de "guerras santas", que en ambos casos responden a motivos ocultos basados en el poder y en la codicia en vez de en sus causas declaradas tanto "patrióticas" como "religiosas&q
El autor Roberto Vivo escribe sobre las guerras pasadas y presentes, sobre los grandes pacifistas de la historia y el camino hacia la paz global. Su filosofía resumida: En un mundo donde 9 de cada 10 víctimas en conflictos bélicos son civiles, la guerra no es una alternativa política válida. En realidad es el crimen supremo contra la humanidad. Si las nuevas generaciones tienen un futuro, la clave para alcanzarlo estará en la paz mundial. La guerra sólo conduce al exterminio.