Hay una revolución en marcha y es posible que haya más en ella que lo que se ve a primera vista. En los últimos meses y días desde octubre del año pasado, los movimientos MeToo (YoTambién) y NeverAgain (NuncaMás) se han multiplicado y florecido en Estados Unidos, frente a la obstinada indiferencia y la inacción intencional en los niveles más altos del poder político. ¿Un signo de los tiempos? Claramente. Y una probable reacción, saludable, a la tendencia anterior hacia la disminución de la democracia y hacia un creciente autoritarismo. Al igual que la chispa de todas las revoluciones, esta podría encender, asimismo, réplicas en el resto del mundo. Especialmente en todo Occidente, donde reaccionarios han salido victoriosos en Washington, mientras ganan un nivel todavía minoritario pero no menos problemático en Europa (una tendencia que no se ha visto desde el preludio fascista a la Segunda Guerra Mundial). Estos nuevos movimientos democráticos son, entonces, una respuesta aguda
El autor Roberto Vivo escribe sobre las guerras pasadas y presentes, sobre los grandes pacifistas de la historia y el camino hacia la paz global. Su filosofía resumida: En un mundo donde 9 de cada 10 víctimas en conflictos bélicos son civiles, la guerra no es una alternativa política válida. En realidad es el crimen supremo contra la humanidad. Si las nuevas generaciones tienen un futuro, la clave para alcanzarlo estará en la paz mundial. La guerra sólo conduce al exterminio.