A esta altura de los acontecimientos, no resulta un secreto para nadie que el hombre fuerte ruso, Vladimir Putin, está intentando, con verdadero empeño, fortalecer la presencia de su país en el Oriente Medio. Su obstinada defensa diplomática y devastador respaldo militar al dictador sirio Bashar al-Assad, hablan, por sí solos, de esta estrategia. Putin ha demostrado que está dispuesto a soportar nutridas críticas en todo el mundo por la matanza que se está llevando a cabo bajo el régimen sirio, e incluso en la cual Rusia ha ocupado un papel activo, en lugar de sacrificar al jefe actual de la dinastía Assad que ha durado más de 40 años. Resulta obvio que esto no se debe a ningún amor personal en particular que Putin pueda tener por Assad (para el líder ruso, Assad es poco más que un títere, un instrumento para la ejecución de su estrategia), sino porque el régimen de Assad es el premio más alto en un juego geopolítico de apuestas cada vez más altas. Y ya casi no cabe duda alguna a
El autor Roberto Vivo escribe sobre las guerras pasadas y presentes, sobre los grandes pacifistas de la historia y el camino hacia la paz global. Su filosofía resumida: En un mundo donde 9 de cada 10 víctimas en conflictos bélicos son civiles, la guerra no es una alternativa política válida. En realidad es el crimen supremo contra la humanidad. Si las nuevas generaciones tienen un futuro, la clave para alcanzarlo estará en la paz mundial. La guerra sólo conduce al exterminio.