A principios de este mes, cuando Washington seguía dubitativo respecto de si Barack Obama debía o no convertirse en el primer presidente norteamericano a visitar el sitio donde cayó la primera de las dos bombas nucleares que Estados Unidos detonó sobre Japón al final de la Segunda Guerra Mundial, sugerí en Twitter que no sólo debía ir, sino que debía también llevarse con él una sincera disculpa de parte de la nación que lidera. Al final, Obama fue a Japón, pero sin pedir disculpas —que, por desgracia, no es de extrañarse considerando la política al respecto que Estados Unidos ha seguido al pie de la letra durante setenta años— por lo que muchos, incluido yo mismo, consideramos como uno de los peores crímenes de guerra en la historia humana. El presidente Obama con el primer ministro Abe en Hiroshima El viernes pasado, Obama se convirtió en el primer presidente de EEUU en las siete décadas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en realizar una visita oficial al monumento a
El autor Roberto Vivo escribe sobre las guerras pasadas y presentes, sobre los grandes pacifistas de la historia y el camino hacia la paz global. Su filosofía resumida: En un mundo donde 9 de cada 10 víctimas en conflictos bélicos son civiles, la guerra no es una alternativa política válida. En realidad es el crimen supremo contra la humanidad. Si las nuevas generaciones tienen un futuro, la clave para alcanzarlo estará en la paz mundial. La guerra sólo conduce al exterminio.