Hitler, populista antes que tirano |
Desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, la gente en el mundo
occidental ha estado preguntándose retóricamente cómo una nación de la
educación y de la excelencia cultural de Alemania podría haber creído y apoyado
a un líder tan siniestro, intolerante, xenófobo y megalómano como Adolfo
Hitler. Tal vez no exista una única respuesta clara a esta pregunta. Pero parte
de la respuesta es que un líder tan autocrático y súper nacionalista, cuya rebuscada
visión divisiva del mundo llevó al conflicto global más trágico de la historia
de la raza humana, fue producto de la época en la cual surgió. De hecho, fue la
visión de un consumado oportunista, quien supo claramente cómo capitalizar la
sensación generalizada de descontento, aislación, humillación y desesperación
creada en su país a partir de fines de la Primera Guerra Mundial, con el propósito
de construir un movimiento potente y altamente militarizado “para hacer Alemania
grandiosa de nuevo.”
El así llamado movimiento nazi de Hitler evolucionó al desafiar al
sistema democrático impuesto por la República Weimar que se formó al final de
la Primera Guerra Mundial y al rechazar los términos del Tratado de Versalles
que dio origen a la misma. Claro está que muchos de los problemas que surgieron
en Alemania a partir de su derrota en la
Primera Guerra Mundial fueron causados justamente por la manera en que el Tratado
de Versalles fue plasmado por los vencedores en el conflicto global, socavando al
nuevo y democrático Reich alemán desde el principio. En mi libro, La guerra: un crimen contra la humanidad,
hablo sobre cómo el renombrado economista John Maynard Keynes previó las
dificultades de Alemania después de la guerra y abogó por la construcción de una
nueva y fuerte democracia germana en lugar de castigar al pueblo alemán en su
totalidad por los errores de una monarquía belicista.
Aquí reproduzco algunas líneas de ese pasaje: “Uno de los delegados
por Inglaterra en la Conferencia de París fue el renombrado economista John
Maynard Keynes, quien renunció a ese puesto cuando su consejo respecto de los
términos del tratado fue obviado por completo...Keynes ataca al tratado ‘por su
malevolencia, su vuelta al militarismo mercantilista, y, más que nada, por las
reparaciones maliciosas que Alemania fue forzada a pagar.’
“En este sentido, el análisis de Keynes fue profético, refiriéndose a
las condiciones del tratado como “cartaginesas” y advirtiendo que las penurias
económicas que imponían a Alemania crearían una situación en la cual la misma
paz que el tratado buscaba establecer sería vulnerable desde el principio y que
arruinaría más que restaurar el orden en Europa. Ya menos de un lustro después,
Adolfo Hitler habría llegado a una posición de incipiente liderazgo en la
cresta de una marea de profunda amargura causada por la prolongada humillación
del pueblo germano, y, para 1933, se habría convertido en dictador, encabezando
al llamado Tercer Reich, que gobernaría a Alemania bajo un régimen de
pangermanismo, antisemitismo rabioso e imperialismo expansionista con el
objetivo de establecer el control absoluto de Alemania sobre la totalidad del
continente europeo.”
Hitler y su aliado Mussolini, magnéticos para las masas. |
En otras palabras, Hitler, en gran parte a través de sus mordaces
diatribas públicas contra el sistema, contra los intereses extranjeros y,
especialmente, contra los judíos —en particular, contra los banqueros, hombres
de negocios e intelectuales marxistas judíos, pero, en última instancia, contra
los judíos en general— impuso una virulenta forma de populismo nacionalista, que
buscaba convencer a una masa crítica del castigado público alemán de que él sabía
dónde yacía la raíz de todos sus problemas, y que él y sólo él poseía el valor,
la fuerza y la voluntad férrea como para proporcionar soluciones
convenientes y definitivas para todos ellos. O sea —y vale la pena repetir esto—
Hitler sabía cómo convencer a la gente de que él era capaz de “hacer Alemania grandiosa de nuevo.” Y con el
fin de lograr ese objetivo y un futuro de prometida prosperidad en la ausencia
del miedo, los seguidores de Hitler —así como los de su colega y aliado en Italia, Benito Mussolini— estaban dispuestos a depositar su fe, y la
mayoría de sus derechos, en manos de su líder nacional.
Jean-Marie Le Pen el "Diablo de la Republica". |
Hoy en día, una nueva cepa del populismo nacionalista está tomando
forma en el mundo occidental. En Europa Occidental, estos movimientos han dado
a luz, durante la última media década o más, a los partidos políticos de
extrema derecha que no siempre son ajenos a coquetear con las raíces del
fascismo y del nazismo que precedían a la Segunda Guerra Mundial. Otros son
simplemente movimientos de nacionalismo extremo, escépticos respecto de la
Unión Europea como un modelo viable para gobernar y con tendencia hacia un
retorno a los estados nacionales independientes y a las políticas
aislacionistas. Uno de los más prominentes entre ellos es el Frente Nacional
francés, encabezado por Marine Le Pen, hija del llamado “Diablo de la República”,
Jean-Marie Le Pen, un apologista de Holocausto, hombre de extrema derecha y chauvinista
francés, quien, al postularse en el 2002, con una plataforma de derecha
populista, ultranacionalista y euro-escéptica, que sus seguidores trataron de
hacer pasar como “corriente conservadora” común, logró llegar a la ronda final
de votación para presidente de la república, donde, al final, fue contundentemente
derrotado por el veterano político Jacques Chirac.
Marine Le Pen, heredera de una tradición autoritaria |
Su hija Marine ha tratado, con cierto éxito, de mejorar la imagen pública
del Frente Nacional, y, como resultado, el partido ha ido subiendo en las
encuestas desde que ella asumió como jefa del movimiento en 2011. En las últimas
elecciones de Francia, el movimiento de Marine Le Pen sorprendió al país y a la
UE al capturar un tercio de las bancas parlamentarias de Francia y, en las
elecciones regionales posteriores, copando seis de las trece regiones recién
redibujadas del país. El Frente Nacional de Le Pen es visto por analistas
políticos como cuasi-fascista en cuanto a su ideología y al menos autoritario,
populista y ultranacionalista en su estilo. Esta es la primera vez desde la
Segunda Guerra Mundial que un partido anti-euro, anti-inmigración y xenófobo ha
tenido un desempeño tan increíblemente bueno en los comicios, convirtiéndose en
una fuerza de gran importancia en una de las principales naciones europeas.
David Cameron - Brexit le costó la carrera |
Pero aunque sea, tal vez, el movimiento populista nacionalista más
exitoso de Europa, el Frente Nacional francés no es el único de su especie que
se perfila dentro de la UE. Por ejemplo, el asombroso éxito del llamado
movimiento “Brexit” del Reino Unido en ganar un referéndum nacional para salir
de la UE fue aplaudido por Le Pen y sus semejantes, mientras que tomó al primer
ministro conservador británico, David Cameron, por sorpresa y terminó de manera
fulminante con su carrera como jefe de gobierno de ese país. Mientras que
muchos otros temas fueron citados como catalizadores para el movimiento Brexit
y su gran éxito, la mayoría de los observadores coinciden en que la inmigración
fue el factor decisivo en una campaña de nacionalismo extremo. Tan sorprendidos
como Cameron por el resultado de la consulta Brexit fueron los principales promotores
de esa campaña, el ex alcalde de Londres y personaje de la derecha conservadora
Boris Johnson y Nigel Farage, líder de la corriente ultraderechista que forma
el Partido Independencia. Aunque, lógicamente satisfechos con la eficacia de su
campaña, no tenían la menor idea cómo habérselas con el complejo lío nacional e
internacional causado por la decisión popular de salirse de la Unión Europea.
Por lo tanto, Johnson terminó rechazando la oportunidad de reemplazar a Cameron
como primer ministro, y Farage renunció como líder de su partido, pese al gran
éxito logrado.
Nigel Farage, agenda ultranacionalista |
Sin embargo, ¿por qué habría de sorprenderse por el resultado del plebiscito
sobre Brexit? La respuesta más corta es que algunos políticos se han olvidado
de las sencillas reglas del populismo nacionalista. Como bien sabían Hitler y
su principal estratega político, Joseph Goebbels, la frustración, el orgullo y el odio de las
masas se convierten en un arma muy poderosa y explosiva para utilizar en la
toma del poder político. Mientras que Johnson y Farage pueden haber comprendido
que la activación del orgullo popular en el país, la desconfianza xenófoba hacia
la UE y la desaprobación popular de la inmigración les daría una mano fuerte con
la cual afrontar la campaña de Cameron para seguir siendo parte de Europa y
mientras que el ex primer ministro puede haberse sentido seguro de que tenía la
mayor parte del país de su lado, ninguno de estos tres veteranos políticos se
percataron de los rápidos cambios que entran en juego cuando se buscan
soluciones fuera del marco de la democracia representativa. En la democracia
parlamentaria, los temas son plenamente debatidos y las soluciones toman forma
a través de un proceso de proyectos de ley, acuerdos mutuos, modificaciones,
votos múltiples y aprobaciones antes de que se conviertan en ley. Pero cuando
los instrumentos de la democracia directa, como el referéndum, se aplican, las
cuestiones se deciden con rapidez, sobre la base de “corazonadas”, reacciones
primarias, creencias (más que hechos probados), y sentimientos en lugar de por
cualquier otro medio fehaciente.
Boris Johnson, ni idea qué hacer |
O sea, si Cameron, Johnson, Farage y el resto de los políticos del
Reino Unido fueron tomados por sorpresa por el resultado del voto directo sobre
Brexit, fue sólo porque no pudieron entender que si la decisión de abandonar la
UE se dejaba a la voluntad de una consulta popular, el resultado de ese
plebiscito o bien tendría que ser honrado como la voluntad del pueblo, o
tendría que ser rechazado como no vinculante bajo la ley. Y en este último caso,
habría un alto costo político debido a la indignación de los que votaron por el
“sí” y que ya habían sido incitados a un frenesí nacionalista en las semanas
previas a la votación. Se podría concluir, además, que si los nacionalistas británicos
de derecha hubieran sido tan hábiles como los de Francia en sacar provecho a la
rabia, frustración y patrioterismo de cierto segmento de la población, allí
también el populismo nacionalista podría haber conseguido una ventaja
considerable sobre sus rivales de la corriente netamente democrática.
Afortunadamente para la democracia liberal británica, sin embargo, una vez que
los nacionalistas de extrema derecha del país tenían el poder del referéndum
Brexit detrás de ellos, parecían no tener la menor idea de qué hacer con él y
sólo han tenido éxito en meter al gobierno inglés en un lodazal de dificultades
relacionas con su mandato poco alentador de retirarse de la Unión Europea.
Tampoco son Francia y Gran Bretaña los únicos países en Europa donde
se ven signos de una tendencia nacionalista de extrema derecha emergente. De
hecho, casi todos los países del continente han dado lugar a manifestaciones
políticas ultranacionalistas en la forma de movimientos xenófobos y
aislacionistas que se nutren de decepción en cuanto a la euroeconomía, y, más
particularmente, de una férrea resistencia a los efectos de la crisis migratoria
de Oriente Medio y de la intolerancia y el odio religioso que ha engendrado. Algunos
de estos movimientos están rápidamente ganando terreno dentro del espectro
político local. Como señala Thomas Klau del Consejo Europeo de Relaciones
Exteriores, “(Tal) como el antisemitismo fuese un factor de unión para los
partidos de extrema derecha en las décadas de 1910, 1920 y 1930, la islamofobia
se ha convertido en el factor unificador en las primeras décadas del siglo 21.”
La manifestación más sorprendente...el fenómeno Trump |
Aun así, y pese a que Europa puede ser percibido como la zona de
Occidente que más vulnerable se encuentre a las repercusiones de la crisis
migratoria desde Oriente Medio y desde el norte de África, la manifestación más
sorprendente y de surgimiento más rápido del populismo nacionalista ha
florecido en el curso del último año en Estados Unidos, un país que, hasta la
fecha, ha evitado aceptación de las consecuencias directas de la crisis migratoria.
Hasta ahora, el país del norte ha aceptado tan sólo tres mil de las 65 millones
de personas desplazadas en el mundo —la mayoría víctimas de guerras y crisis en
las cuales EEUU ha tenido un grado de responsabilidad por lo menos
moral/política indirecta cuando no una responsabilidad directa por su
intervención en los conflictos generados en las regiones afectadas. Esta fuerte
tendencia hacia la xenofobia, la intolerancia religiosa, el racismo reemergente,
y el aislamiento, hacia una visión de “nosotros contra el mundo” y de Estados
Unidos como una superpotencia militarmente capaz y políticamente facultado como
para mandar en el mundo entero según sus caprichos y sus necesidades percibidas,
se ha gravitado en torno a la figura del frívolo y extravagante multimillonario
del sector de bienes raíces Donald Trump, quien está sacudiendo al Partido Republicano
hasta los cimientos y asustando tanto a liberales como a conservadores convencionales,
mientras que evoca aplausos y votos entre los desposeídos anglo supremacistas y
los aislacionistas patrioteros, así como entre los rivales políticos de extrema
derecha de su competidora para la presidencia, Hillary Rodman Clinton.
Voy a hablar más en mis próximas notas sobre el actual fenómeno del
populismo nacionalista americano y sobre las causas de su resurgimiento en todo
el mundo.
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ResponderBorrarimpecable analisis
ResponderBorrarEn Colombia esa ultraderecha con tintes muy al estilo de Hitler y Mussolini, están muy bien representados por Álvaro Uribe Vélez, quien ha logrado polarizar el país causando un enorme daño en todas las esferas sociales, con el temor de que el sucesor del actual mandatario, sea precisamente Germán Vargas Lleras, muy afín con ese pensamiento ultraderechista recalcitrante que ha venido renaciendo en nuestro país y del que no nos atrevemos a prever sus nefastas consecuencias.
ResponderBorrarALGUIEN HA LEIDO..... MI LUCHA?... EL ORIGEN DEL NACIONALSOCIALISMO ESTA AHI... MUY CLARO
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