Hay una revolución en marcha y es posible que haya más en ella que lo
que se ve a primera vista. En los últimos meses y días desde octubre del año
pasado, los movimientos MeToo (YoTambién)
y NeverAgain (NuncaMás) se han
multiplicado y florecido en Estados Unidos, frente a la obstinada indiferencia
y la inacción intencional en los niveles más altos del poder político.
¿Un signo de los tiempos? Claramente. Y una probable reacción,
saludable, a la tendencia anterior hacia la disminución de la democracia y hacia
un creciente autoritarismo. Al igual que la chispa de todas las revoluciones,
esta podría encender, asimismo, réplicas en el resto del mundo. Especialmente
en todo Occidente, donde reaccionarios han salido victoriosos en Washington,
mientras ganan un nivel todavía minoritario pero no menos problemático en
Europa (una tendencia que no se ha visto desde el preludio fascista a la
Segunda Guerra Mundial). Estos nuevos movimientos democráticos son, entonces,
una respuesta aguda e inmediata al intento de un gobierno populista de derecha
a socavar los derechos individuales, visto por los autoritarios no como
inalienables, sino como molestos y contrarios a los objetivos de la elite
gobernante.
Las ideas que surgen de la pasión por los derechos individuales
colectivos y por la justicia tienden a fomentar movimientos con un enorme
potencial para lograr la universalidad. Esto fue cierto en las revoluciones
americana y francesa hace más de dos siglos. Fue esa universalidad de los
ideales democráticos que, en 1837, inspiró a Ralph Waldo Emerson, en su poema Concord Hymn, a escribir:
En el rústico puente que sobre el agua arqueaba
Su bandera en la brisa de abril flameaba,
Aquí donde los granjeros firmes por entonces pararon,
Y el tiro que se oyó alrededor del mundo dispararon.
Los movimientos YoTambién y NuncaMás no son, sin embargo, parte de una
revolución de disparos. Son, por el contrario, ideas simples pero
revolucionarias que buscan la paz, la justicia y la defensa de los derechos
individuales por encima de cualquier otra consideración. Pero sus efectos
podrían terminar siendo, sin embargo, “un disparo que se oye alrededor del
mundo” y, como tal, engendrar otros movimientos en defensa de las libertades
civiles diluidas a través de la reciente y creciente invasión de políticas
autocráticas.
El movimiento YoTambién surgió a mediados de octubre del año pasado,
después de revelaciones escandalosas sobre cómo el famoso magnate hollywoodense
Harvey Weinstein utilizó durante años su poder en la escena cinematográfica
estadounidense para acosar sexualmente, atacar y subyugar a actrices cuyas
carreras dependían en gran medida de su aprobación. Más allá de la primera
docena de denuncias originales contra Weinstein, que van desde el simple acoso
sexual hasta la violación, la estrella de la serie Charmed, Alyssa Milano, comenzó una campaña de concientización
alentando a otras mujeres a denunciar públicamente el acoso sexual. “Si todas
las mujeres que han sido sexualmente acosadas o agredidas —posteó en Twitter—
escribieran ‘Yo también’ en su muro (de las redes sociales), podríamos darle a
la gente una idea de la magnitud del problema.” Y la respuesta fue abrumadora.
Pero ella no fue la primera en usar el hashtag #YoTambién. Fue presentado
originariamente por la defensora de los derechos de la mujer y organizadora
comunitaria Tarana Burke en 2006, para promover lo que ella describió como “empoderamiento
a través de la empatía” entre las mujeres de color que fueran víctimas de abuso
sexual. Burke es también la creadora de un documental titulado Yo También. Su inspiración fue una
instancia en la cual se encontró incapaz
de responder a una niña de trece años quien le confesó que había sido violada.
Burke dijo más tarde que hubiera deseado tener la entereza en ese momento de haberle
dicho simplemente a la chica, “Yo también.”
Alyssa Milano, por su parte, usó el hashtag para documentar la
frecuencia y la escala del acoso y del abuso sexual, no sólo en la industria cinematográfica,
sino también en otros ámbitos de la vida. La frase se volvió viral de inmediato
en las redes sociales, desencadenando una verdadera tormenta de admisiones de YoTambién
que terminaron abruptamente las carreras de actores, artistas, políticos y
otras figuras públicas, y que conmocionó a la sociedad con detalles del acoso
sexual sufrido por una larga lista de mujeres renombradas, las que la mayoría
del público había pensado anteriormente como poderosas, intocables e inmunes al
abuso. Sus admisiones a su vez han dado lugar en los breves meses intervinientes
a denuncias públicas de acoso sexual, abuso sexual y violación por una larga
lista de mujeres en prácticamente todos los campos, así como por un puñado de
hombres quienes se han atrevido a admitir públicamente ser víctimas del abuso
sexual en el lugar del trabajo.
Alyssa Milano |
Como tal, el movimiento YoTambién se está convirtiendo claramente en
la “tercera ola” del movimiento por los derechos de las mujeres, en el marco
del movimiento más amplio por los derechos civiles, que comenzó a principios
del siglo XX con la campaña por el sufragio femenino, continuó con el movimiento
por la igualdad de derechos de la década de 1960, y sigue ahora con YoTambién
como tendencia viralmente contagiosa.
El movimiento NuncaMás, mientras tanto, nació, se organizó y se volvió
increíblemente viral en lo que podría ser un récord mundial, ya que tiene
líderes de alto perfil, un nombre, presencia multimillonaria en los medios
sociales y una agenda nacional, todo en sólo cuatro días después del horrendo
incidente que lo dio a luz: la masacre del colegio secundario Marjory Stoneman
Douglas en el condado de Broward, Florida, EEUU, el 14 de febrero, en la cual
17 estudiantes y maestros fueron asesinados y muchos más resultaron heridos.
Teniendo en cuenta el manifiesto leído por Emma González, uno de los inspiradores
jóvenes del movimiento, poco después de la masacre, el movimiento muy bien podría
haberse llamado, asimismo, “WeCallBS” (algo así como EsMentira).
Emma González: Decimos "¡mentira!" |
“Las personas que fueron votadas al poder nos mienten”, dijo González.
“Y nosotros, los jóvenes (del Colegio Stoneman Douglas), y nuestros padres, parecemos
ser los únicos que notamos que es mentira. A las empresas que tratan de convertir
en caricaturas a los adolescentes de hoy, diciendo que todos somos absorbidos por
y obsesionados con las tendencias y que nos tratan de callar para que nuestro
mensaje no llegue a oídos de la nación, estamos preparados para decir, es
mentira. A los políticos que se sientan en sus bancas doradas en la Cámara de
Representantes y en el Senado financiados por la ANR, diciéndonos que nada se podría
haber hecho para evitar ésto, decimos, es mentira. Dicen que leyes más duras
para regular las armas de fuego no disminuyen la violencia perpetrada con ellas,
decimos, es mentira. Dicen que un tipo bueno con un arma de fuego detiene a un tipo
malo con un arma de fuego. Decimos, es mentira. Dicen que las armas son sólo
herramientas como cuchillos y no son más peligrosas que los autos. Decimos, es
mentira. Dicen que ninguna ley pudo haber evitado los centenares de tragedias
sin sentido que se han producido. Decimos, es mentira. Dicen que nosotros, los jóvenes,
no sabemos de lo que estamos hablando, que somos demasiado jóvenes para
entender cómo funciona el gobierno. Decimos, es mentira.”
Concluyó con un desafío: “Si están de acuerdo, regístrense para votar.
Pónganse en contacto con sus congresistas locales. Díganles lo que piensan de
ellos.”
Hogg: No nos mientan. Cada vez que lo hacen, mueren chicos. |
Cameron Kasky - pregunta incómoda |
Pero más importante aún, los movimientos YoTambién y NuncaMás han
comenzado a conectarse entre sí, por el momento, indirectamente, a través de
las organizadoras de la Marcha Mundial de la Mujer que tuvo lugar el día
después de la inauguración presidencial de Donald Trump en enero de 2017, quienes
han ofrecido su ayuda a los estudiantes de NuncaMás para la organización de su
propia manifestación de protesta, “Marcha por nuestras vidas”, que se realizará
el próximo 14 de marzo.
La Marcha de la Mujer es considerada por muchos como una de las
manifestaciones masivas más exitosas de la historia. Atrajo a 500.000 mujeres sólo
en Washington, donde los organizadores dijeron que estaba destinado a enviar un
mensaje audaz a Trump —quien, por su conducta pasada había merecido una
reputación como misógino que explotaba y faltaba el respeto a las mujeres— de
que los derechos de la mujer eran derechos humanos. Otros temas que formaron
parte de la protesta incluyeron la promoción de leyes y políticas sobre
derechos humanos y otros asuntos, como la reforma migratoria, la reforma de
salud, los derechos reproductivos, el entorno natural, los derechos LGBTQ, la
igualdad racial, la libertad de religión y los derechos de los trabajadores.
La marcha de Washington se repitió en las principales ciudades de Estados
Unidos, atrayendo a más de tres millones de manifestantes. Otras marchas vinculadas
tuvieron lugar en más de 180 ciudades en unos 60 países, involucrando a
aproximadamente cinco millones de manifestantes más.
El cartel dice: ¡Oye Trump! Las mujeres somos gente también. |
La conducta inspiradora de los líderes estudiantiles de Marjory
Stoneman Douglas High School que han dado vida al movimiento NuncaMás ha roto,
como la de los miembros del movimiento YoTambién, con la división entre
liberales y conservadores que ha caracterizado al debate político y social
durante una década, avergonzando a muchos de los que han adoptado actitudes tan
fundamentalistas y tratando de unir a los principales segmentos de la sociedad
en la búsqueda de soluciones mutuas a los problemas sociales más acuciantes.
En este sentido, YoTambién y NuncaMás tienen mucho más en común con la
revolución contracultural de la generación del “flower power” de las décadas de 1960 y 1970, surgida a partir de
los movimientos pacifistas y derechos civiles de la época, que con revoluciones
fundacionales de la democracia del siglo XVIII. Son un recordatorio de que, si
bien la democracia puede encontrarse gravemente herida y necesitada de soporte
vital, no está muerta. Por el contrario, nos corresponde a nosotros, a nivel
popular, levantarnos y exigir su plena restauración, así como la del estado de
derecho, pero dentro de un marco democrático en el cual las leyes estén
diseñadas para proteger y defender los derechos del pueblo y del individuo, no
los intereses creados de una élite sumamente rica o de la autocracia gobernante
que la misma apoya.
Comentarios
Publicar un comentario