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EL RETIRO DE EEUU DEL ACUERDO NUCLEAR CON IRÁN Y SUS PELIGROSAS CONSECUENCIAS



Rompiendo acuerdos
La decisión unilateral del presidente de EEUU este mes de abandonar el acuerdo nuclear con Irán ha tornado,  de repente, al mundo un lugar mucho más peligroso. La afirmación del presidente Donald Trump de que ésto de alguna manera ayudará a evitar que Irán desarrolle armas nucleares es contra intuitiva, ya que el propósito del acuerdo nuclear alcanzado bajo la administración anterior de Barack Obama, al cabo de dos años de arduas negociaciones entre siete naciones, fue reducir las ambiciones nucleares de Irán y colocarlo en el camino hacia el desarrollo nuclear pacífico, al tiempo que evitar una carrera armamentista nuclear en el Medio Oriente, liderada por las tres principales potencias rivales de Irán, Arabia Saudita, Israel e Irak.
En su momento, el acuerdo nuclear con Irán ofreció la ventaja adicional de proporcionar un espacio diplomático en el cual ese país podría integrarse gradualmente al concierto mundial de las naciones, después de largos años de aislamiento y dificultades impuestas por las principales naciones occidentales lideradas por los Estados Unidos. Las sanciones concomitantes y otras restricciones implementadas contra la nación iraní en las últimas décadas han probado ser poco eficaces. Por el contrario, arrinconaron a Irán, lo aislaron, lo tildaron de nación deshonesta, lo pusieron a la defensiva y lo alentaron a apoyar los movimientos terroristas internacionales como un medio para ayudarlo a expandir su influencia militar en la región, considerando tales medidas como autodefensivas contra los regímenes respaldados por Occidente en Israel, Arabia Saudita y el vecino Iraq.
Trump y Kim Jong Un en la cuerda floja
La ambición de Irán en cuanto a adquirir dispositivos nucleares también formó parte de ese aislamiento, del mismo modo que décadas de autismo diplomático en Corea del Norte han llevado a ese régimen a desarrollar su propio esquema de armamento nuclear como medio para obligar al mundo a tomar nota de su existencia, y su clara voluntad ahora de negociar y buscar lazos más estrechos con los Estados Unidos, y de hecho con el mundo, es una señal inequívoca de ese objetivo final: ser reconocida y tomada en serio en el escenario mundial sin importar cuán drásticas sean las medidas que debe implementar para alcanzar ese objetivo.
Pero el momento en que Estados Unidos se ha retirado del acuerdo con Irán está también eclipsando los planes—un día firmes y al otro inciertos —en cuanto a conversaciones entre la administración Trump y el régimen norcoreano. En resumen, si Trump puede simple y unilateralmente retirarse de un acuerdo nuclear seriamente negociado con Irán y otros seis países, sin siquiera tener que pasar dicha decisión por el Congreso de los Estados Unidos, ¿por qué debe Corea del Norte, o cualquier otro país, creer que acuerdo alguno alcanzado con Washington, al menos mientras Donald Trump esté a cargo, valdrá más que el papel en el cual está escrito?   
Un mejor tiempo, celebrando una nueva era al firmar el acuerdo
Vista de esta manera, la decisión caprichosa de Trump de retirarse del trato también ha aumentado el aislamiento de EEUU. Aunque Trump haya expresado claramente su desprecio personal por el acuerdo desde la época de su campaña electoral —en la cual el pilar principal de su plataforma fue comprometerse a deshacer todo lo que su predecesor había logrado— su abandono efectivo del acuerdo nunca fue sometido a conversaciones con los aliados de EEUU o con otros signatarios, que incluyeron a Gran Bretaña, Francia, Alemania, China y Rusia, con la Unión Europea y las Naciones Unidas también respaldando el pacto.
Trump pone su enorme firma en la decisión de incumplir
con el pacto
Esta acción, entonces, también ha debilitado sustancialmente los lazos de EEUU con sus aliados en Europa y ha dado motivos a China y a Rusia para desconfiar de EEUU aún más de lo que ya lo hacían, mientras que, de manera tácita los alienta a tomar sus propias acciones unilaterales contra los Estados Unidos y sus aliados occidentales en el escenario mundial. Ya lo hacían antes —Rusia a través de acciones militares para fortalecer su posición en Europa Oriental y en el Oriente Medio, y China mediante la construcción de fortalezas insulares en las áreas que reclama como su esfera de influencia y donde aspira a mantener a Occidente fuera de sus límites— pero el hecho de no poder confiar en Washington en cuanto a cumplir con su palabra en los acuerdos internacionales que ha firmado promete envalentonarlos y tornarlos aún más agresivos. Y en lugares como la Península Coreana donde ninguna de estas dos potencias mundiales quiere ver a Corea del Norte y del Sur unidas bajo la supervisión occidental, podría alentarlos a forjar una alianza contra Occidente, como lo hicieron ya antes durante los años de la Guerra Fría.
Líneas duras mutuas, Trump y los clérigos iraníes
Mientras tanto, el hecho de que Trump haya abandonado el acuerdo nuclear con Irán significa asimismo que, a menos que el resto de los firmantes del acuerdo puedan trabajar juntos para evitar que Irán vuelva a rebelarse, es probable que ese país regrese pronto a su búsqueda de capacidad militar nuclear. Esto es especialmente cierto ya que el acuerdo se alcanzó dentro de un clima más liberal y moderado en Irán. El retiro de Estados Unidos del pacto proporciona argumentos a los clérigos conservadores iraníes que señalarán la acción de Trump como un recordatorio de que en Washington no se puede confiar y de que los iraníes moderados son negociadores débiles.
Cualquier retorno al camino hacia la capacidad nuclear militar de la nación persa bien podría desencadenar una decisión de EEUU de utilizar la fuerza militar para detener el progreso de Irán en ese campo, o podría impulsar a Washington a respaldar la acción militar de los enemigos acérrimos de Irán y los aliados de Estados Unidos, Arabia Saudita e Israel, a fin de poner fin a las ambiciones nucleares de Irán. En el mejor de los casos, tal acción seguramente desencadenaría una carrera nuclear armamentista en el Medio Oriente, como para lograr un aparente equilibrio entre potencias en una de las regiones más conflictivas del mundo.
Además, la decisión de Trump de no cumplir con la palabra de EEUU en cuanto a mantener el pacto, y así devolver a Irán al concierto de las naciones, también promete desestabilizar aún más la región del Medio Oriente. Y considerando el estado caótico de zonas como Irak, Afganistán, Libia, Yemen, Gaza y, particularmente, Siria —áreas del mundo que han servido durante mucho tiempo como campos de batalla en guerras por encargo de las principales potencias internacionales— la región entera pronto podría convertirse en el escenario de una posible tercera guerra mundial.
En resumen, por medio de su decisión unilateral de abandonar el acuerdo nuclear con Irán, Donald Trump, por cuenta propia, ha puesto al mundo al borde de una era más peligrosa, y ha retrasado los esfuerzos de paz de Medio Oriente al punto de partida. Con suerte, cabezas más frías prevalecerán y ayudarán a mitigar el daño que éste ha hecho.

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