Durante un tiempo, al comienzo del gobierno del actual presidente estadounidense
Donald Trump, rara vez transcurría una semana sin algún tipo de discurso sobre
el acuerdo nuclear con Irán y otras cinco naciones líderes logrado por la
administración anterior. Hoy, se hace poca mención del acuerdo en Washington,
tras la decisión adoptada a principios de año por el gobierno de Trump de sacar
a Washington de la ecuación, pese a que Estados Unidos fuese el principal
arquitecto del pacto entre las siete naciones signatarias.
Trump y Rouhani...punto muerto |
Este silencio, a pesar de los nuevos intentos del presidente de
Estados Unidos de imponer sanciones adicionales a Irán, es inusual pero fácilmente
comprensible. Inusual porque el señor Trump tiende a ser alta y continuamente
vocal respecto de sus ostensibles éxitos y acciones. Comprensible, sin embargo,
debido a que su tan anunciada retirada del pacto nuclear no tuvo, prácticamente,
eco alguno. Era evidente que el propósito del señor Trump al retirarse del
pacto sin nada para reemplazarlo se basaba más en su rivalidad constante con el
ex presidente Barack Obama y en su desprecio por los aliados europeos de
Estados Unidos que con preocupación urgente alguna respecto del acuerdo en sí. No debería haber
habido prisa alguna por salirse del acuerdo con Irán, al menos no sin tener un
plan estratégico para reemplazarlo con algo que Trump y su partido consideraran
mejor y que vieran como negociable con los socios de Estados Unidos y con el
gobierno iraní.
Dicho esto, mientras que la retirada de Estados Unidos del acuerdo ha
sido ampliamente lamentada por otros socios del acuerdo, en términos prácticos,
la salida de Washington, aunque desafortunada, apenas ha hecho mella en las
funciones cotidianas de dicho pacto. Al contrario de las predicciones de todos
los que se oponen radicalmente al acuerdo, Irán, en general, cumple plenamente
con sus respectivas obligaciones, y las otras cinco naciones, menos Estados
Unidos, han dicho que continuarán cumpliendo con el acuerdo y que se opondrán a
sanciones adicionales contra Irán relacionadas con la energía nuclear, sin
importar lo que Estados Unidos decida hacer.
Los republicanos de derecha se han unido al gobierno de Trump para
condenar el acuerdo, afirmando que no hace lo suficiente para evitar que Irán
regrese a su camino hacia el armamento nuclear. De hecho, sin embargo, este
acuerdo histórico —en gran parte elaborado por el gobierno de Barack Obama y
negociado intensamente entre Irán y los cinco más uno (los cinco miembros
permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania) durante dos años
antes de ser finalmente firmado— ha demostrado ser el mejor trato posible, y un
clásico ejemplo de una exitosa negociación diplomática a favor de la causa de
la paz mundial.
Los puntos principales del pacto incluyen las siguientes condiciones:
Irán debe reducir sus centrifugadoras (usadas para enriquecer el uranio)
en dos tercios.
Debe reducir su reserva de uranio enriquecido en un 98 por ciento.
Debe limitar su enriquecimiento de uranio como tal en 3.67 por ciento.
Muchos expertos coinciden en que estos tres factores fuesen
suficientes para permitir que Irán continúe buscando el desarrollo de la
energía atómica para usos pacíficos (como la producción de energía eléctrica)
pero no para construir armamento nuclear alguno.
Mientras tanto, los otros signatarios acordaron levantar todas las
sanciones que pesan contra Irán relacionadas con la energía nuclear. Pero esto
no afecta a sanciones vigentes contra Irán por fomentar el terrorismo o por
incurrir en violaciones de derechos humanos.
Trump y el "certificado de difunción" del acuerdo |
En ninguna parte ha habido mayor controversia sobre el acuerdo que en
los Estados Unidos (y en Israel, donde el Primer Ministro Benjamin Netanyahu
estaba extático respecto de la decisión del gobierno de Trump de retirarse). El
señor Trump y sus más firmes partidarios han criticado el acuerdo como mal
negociado, mal concebido e ineficaz para frenar las aspiraciones nucleares de
Irán.
Es interesante, sin embargo, tomarse un momento para ver lo que los
verdaderos expertos en el tema han dicho sobre el acuerdo nuclear con Irán.
Inmediatamente después de que el pacto fuera logrado, se formó un consenso
entre expertos en el tema y los grupos que abogan por la no proliferación
nuclear que lo consideraron prácticamente el mejor escenario posible en
términos de un acuerdo que sería aceptable tanto para Irán como para la
comunidad internacional.
Por ejemplo, Frank von Hippel, quien trabaja en la
Universidad de Princeton como principal investigador físico y como profesor emérito de asuntos públicos e internacionales del Programa de Ciencia y Seguridad Global de dicha institución estadounidense, calificó el acuerdo de “un milagro político”. Como resultado directo del mismo, dijo, “Irán acordó retirarse del umbral de las armas nucleares a cambio del levantamiento de las sanciones relacionadas con la energía nuclear.” Von Hippel indicó que al reducir la capacidad de enriquecimiento de Irán, el mundo tendrá ahora un tiempo de advertencia mucho más prolongado si Irán intenta construir un dispositivo nuclear en el futuro.
Universidad de Princeton como principal investigador físico y como profesor emérito de asuntos públicos e internacionales del Programa de Ciencia y Seguridad Global de dicha institución estadounidense, calificó el acuerdo de “un milagro político”. Como resultado directo del mismo, dijo, “Irán acordó retirarse del umbral de las armas nucleares a cambio del levantamiento de las sanciones relacionadas con la energía nuclear.” Von Hippel indicó que al reducir la capacidad de enriquecimiento de Irán, el mundo tendrá ahora un tiempo de advertencia mucho más prolongado si Irán intenta construir un dispositivo nuclear en el futuro.
El experto en no proliferación nuclear del Instituto de Estudios
Internacionales de Monterrey, Jeffrey Lewis, dijo que si estuviera calificando
el acuerdo nuclear con Irán, le daría una "A". Dijo que era "un
buen acuerdo" porque no solo frenó el programa nuclear de Irán, sino que
también implementó medidas estrictas de monitoreo y verificación. Lo que esto
significó, indicó, era que "si intentan construir una bomba, "es muy
probable que se averigüe, y que se haga con tiempo suficiente como para que
tengamos opciones para hacer algo al respecto. Existe (para Irán) una brecha
verificable entre la opción de tener una bomba y una bomba propiamente dicha.
Es por eso que constituye un buen trato."
Kingston Reif, Director de Política de Desarme y Reducción de Amenazas
del Centro para el Control de Armas y la No Proliferación, opinó que si bien el
acuerdo con Irán "no es
perfecto", sería "una ventaja neta para la no proliferación" y
mejoraría la seguridad regional. Reif dijo que, entre otras ventajas planteadas
por el acuerdo, obligó claramente a Irán a "retirarse de muchas de sus
demandas iniciales, incluso en las áreas de la escala de enriquecimiento de
uranio que necesitaba, la intrusión de las inspecciones que toleraría y el
ritmo de alivio de sanciones que exigiría ”.
Reif continuó diciendo que el acuerdo "mantendría a Irán más
alejado de la posibilidad de fabricar armas nucleares durante mucho más tiempo
que la alternativa de sanciones adicionales o que un posible ataque militar."
Esto significaba, dijo, que quedó reducida la posibilidad de un conflicto
nuclear en el Medio Oriente. Reif dijo que si bien podría no ser un acuerdo
perfecto, fue, sin embargo, "un
acuerdo muy fuerte y muy bueno". Sugirió que ningún acuerdo podría haber
resultado en un puntaje de cien por ciento a favor de Washington. "No es
así como se realizan las negociaciones internacionales." dijo. Pero agregó
que "el régimen de monitoreo y verificación en este acuerdo lo hace el
régimen más completo e intrusivo que se haya negociado jamás."
Como he señalado anteriormente en este espacio, hubo un daño colateral
grave causado por la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán.
Más específicamente, en lugar de ayudar a que Irán avanzara lento pero seguro
hacia una sociedad más abierta y liberal, la decisión del gobierno de Trump de
revertir el progreso que la administración anterior había logrado para
reinsertar al estado persa en el concierto mundial de naciones lo ha socavado
al debilitar la posición moderada del presidente iraní Hassan Rouhani y así
asegurar el deleite de los clérigos musulmanes de línea dura quienes indicaban
que no se podría confiar en la palabra de Washington. Al deshacer un acuerdo
histórico forjado bajo el gobierno anterior, el de Trump se jugó a favor de la
línea dura en Irán, e hizo que el progreso liberal de Rouhani orientado hacia
la reinserción de Irán en la comunidad mundial se descarrilara.
Irán, por el contrario, ha cumplido su palabra en términos del
acuerdo, quizás más para demostrar que Teherán no es Washington que por
cualquier otra razón. Irán parece pensar que el hecho de que Estados Unidos no
haya respetado el acuerdo no justifica cambio alguno en cuanto a cumplir con lo
pactado con los otros signatarios, por más que los clérigos iraníes más
radicales fuesen tentados a romper el trato.
Ahora...Macron versus Trump |
El retiro del gobierno de Trump del acuerdo con Irán, así como su
desdén por la Unión Europea y su renuncia al tratado de París sobre el cambio
climático son síntomas de una tendencia mucho más amplia. Cuando el presidente Trump
estuvo presente en París para el Día del Armisticio, el presidente francés,
Emmanuel Macron, aprovechó para pronunciarse en contra de la agenda
"América Primero" que el señor Trump ha estado impulsando desde su
campaña electoral. Apropiadamente, el señor Macron eligió el Día del Armisticio
(este año para conmemorar el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial)
para advertir contra un nuevo aumento del nacionalismo en todo el mundo.
Hasta ahora, Macron ha sido, tal vez, el líder europeo que más ha
tratado de entablar amistad con Trump y convencerlo de que no dé la espalda al
mundo y arrastre a los Estados Unidos hacia el autismo político de las
políticas ultranacionalistas. Pero el discurso que pronunció en la ceremonia
del Armisticio ante el Arco del Triunfo fue obviamente dirigido hacia Trump,
advirtiendo que el ultranacionalismo era "una traición al
patriotismo" que bien podría conducir a que "los viejos demonios
regresen para causar caos y muerte,” una obvia referencia al auge del fascismo
después de la Primera Guerra Mundial y en el período previo a la Segunda Guerra
Mundial. Su reprimenda fue asimismo extensiva al presidente ruso Vladimir
Putin, quien también estuvo presente junto con decenas de otros líderes
mundiales.
Macron enfatizó la continua necesidad de un orden global basado en
valores liberales. Dijo que los millones de soldados que lucharon y murieron en
la Gran Guerra hicieron la guerra para defender los "valores
universales", rechazando el "egoísmo de las naciones que sólo
cuidaban sus propios intereses". Subrayó esto al decir que el nacionalismo
era “exactamente opuesto al patriotismo.”
“En una referencia directa a la política “América Primero” (léase:
América solo) de Trump, Macron dijo que "al poner nuestros propios
intereses en primer lugar, sin tener en cuenta a los demás, borramos lo que toda
nación más aprecia y lo que la mantiene viva: sus valores morales.”
Las palabras del presidente Macron deberían hacerse eco en la mente de
todo demócrata, ya que los líderes de extrema derecha y los potenciales
demagogos nacionalistas sólo buscan regresar a un momento en la historia en que
los pactos fuesen para romper, cuando el nacionalismo enfrentó a un país con
otro sentando las bases para dos devastadores guerras mundiales, y cuando las
políticas globales se centraran en las diferencias nacionales y regionales en
lugar de en la aceptación de la diversidad mundial, y en la necesidad de que
todos celebren estos rasgos distintivos y apoyen a la cooperación, a una
democracia cohesiva y a los derechos universales como camino hacia la paz
mundial.
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